viernes, 1 de julio de 2011

Uñas negras

Hay un mal, muy difícil de evitar, que afecta a todos los corredores, y son las “uñas negras” en los pies. Este nombre, que mete miedo (y que a mi me suena a nombre de banda de Heavy Metal), indica que se producen hematomas en la punta de los dedos, por debajo de la uña, y es el paso previo a que se caiga. Pero a no desesperar: vuelven a crecer. Y es un mal de muchos (así que, tontos, siéntanse consolados).

Las uñas del pie están formadas principalmente por células muertas endurecidas que contienen queratina, una proteína fibrosa. Su ritmo de crecimiento varía de un dedo a otro y de una persona a otra, siendo cuatro veces más lenta que las de las manos. En mi caso, la velocidad en que crecen aumenta proporcionalmente desde el dedo chiquito (el que quería un huevito) y el gordo (el que se lo comió). ¿Para qué sirven las uñas, además de comerlas cuando estamos ansiosos o juntar mugre? Su función es preservar la piel sensible que tienen debajo, tocar la guitarra y rascarnos (¡las de las manos, al menos!).

Los corredores que acumulan muchos kilómetros en poco tiempo (por ejemplo, una media maratón o más) pueden llegar a notar que una o dos uñas del pie se ponen moradas, luego negras y, de pronto, dejan de crecer. Esto es un indicador de que nuestro cuerpo les ha soltado la mano, y que aunque no querramos reconocerlo, ya no forman parte de nosotros. Están ahí, colgando de un hilo, esperando separarse. La naturaleza es sabia, y en ese mismo momento está creciendo una uña nueva por debajo, limpia y transparente.

Hay otras causas para que se pongan negras y se caigan, como puede ser un pisotón o un fuerte golpe. La primera vez que escuché sobre esto fue en boca (y pies) de mis amigos, que juegan a ese absurdo y violento deporte llamado Fútbol 5.

En los aficionados al running, las causas de estas hematomas (y la posterior caída) tienen que ver, en la mayoría de los casos, con un calzado inadecuado. Cada zancada genera un golpe en la punta de los dedos. Teniendo en cuenta que con cada pie, en promedio, damos 90 pasos por minuto (180 en el caso de los deportistas olímpicos), es lógico que por más calzado caro y espectacular que tengamos, las uñas se van a resentir. Una alternativa es comprar zapatillas que nos dejen un “aire” en la punta, de 5 mm. Yo era un orgulloso portador de uñas negras (en el último año se me habrán caido unas 6 veces) hasta que me compré las Asics. De milagro son un número más grande que mi número habitual, y comprobé que son ideales, máxime teniendo en cuenta que en grandes distancias los pies pueden hincharse.

Hay quienes recomiendan esmalte endurecedor, que sirven para fortalecer, y vienen en color carne o transparente. Sinceramente no lo comprobé, y difícilmente lo haga (ya dije que era un orgulloso portador de uñas negras). Algunas compañeras corredoras optan, directamente, por equiparar todos sus dedos y pintarse de negro: queda bien y disimula.

Si tenés uñas negras por correr, probablemente tengas que cambiar de calzado. Quizá sólo sea cuestión de que las zapatillas están muy desgastadas, o de que necesitás medio talle más grande. Pero insisto, sólo le salen a quienes tienen el hábito del running, o han recorrido grandes distancias en una carrera. Son cicatrices de batalla, y como tales hay que llevarlas con honra y dignidad.

Visto en blogsdelagente