Soy un firme defensor de que la tecnología es un aliado de la vida activa y el deporte. Al menos para vagos como yo que si no ven reflejado su salida al monte, su recorrido en bicicleta o su paseo a comprar el pan en un gráfico y estadísticas, es como si no hubiera existido.
Para esos deportistas tecnológicos hay soluciones ya en el mercado. Tras unos años por EEUU, este mes ha llegado a España la solución Fitbit, un cuentapasos que espía tu día a día y te cuenta cómo de activo has sido y te chiva qué tal has pasado la noche.
El modelo que llega a España es la segunda generación de este dispositivo, más preciso y con la incorporación de un altímetro. En Xataka ya lo hemos probado y te contamos qué nos ha parecido.
Fitbit, un animador en tu bolsillo
Si eres deportista, olvídate del Fitbit. Al menos como un elemento para registrar tus actividades en serio. El Fitbit no es un podómetro al uso, sino que está enfocado completamente en animarte a dejar de ser sedentario, justo lo contrario de lo que pasó cuando llegó la humanidad al Neolítico. Si nos vieran ahora.
Cuanto mayor sea el crecimiento, más actividad habremos realizado en el día
Este tipo de aparatos, ya sea de forma separada o integrada en relojes o teléfonos móviles, tienen futuro para clientes de clínicas o incluso como prescripción médica:
Este efecto lo he comprobado en primera persona. Cada noche actualizaba mi perfil en Fitbit y comparaba actividades y resultados con los del día anterior, subía mis retos en la web y buscaba ganar más trofeos virtuales con la esperanza de que en el algún momento se vieran reflejado en las cifras que muestra mi báscula cada martes por la mañana.
“póngase este Fitbit en el bolsillo y alcance 15.000 puntos globales al final del día. Es su receta para los próximos seis meses si quiere mejorar su estado de salud”Y es que el objetivo final del Fitbit no es registrar la actividad que realizamos día a día, medido en pasos y escalones subidos, sino que nos retemos a nosotros mismos o a compañeros de oficina o comunidad de vecinos para ver quién es más activo cada día.
Este efecto lo he comprobado en primera persona. Cada noche actualizaba mi perfil en Fitbit y comparaba actividades y resultados con los del día anterior, subía mis retos en la web y buscaba ganar más trofeos virtuales con la esperanza de que en el algún momento se vieran reflejado en las cifras que muestra mi báscula cada martes por la mañana.
Funcionamiento sencillo apoyado en la web
Un dispositivo destinado a ir contigo todo el día tenía la obligación de conseguir que a los cinco minutos de ponerlo en tu cinturón, bolsillo o cualquier zona de tu cuerpo o vestimenta que permita colocarlo con ayuda de su diseño en forma de pinza, te olvidaras de él.
Fitbit, con un peso inapreciable y un tamaño más que reducido lo consigue a la primera de cambio. Más de una vez he tenido que buscarlo con ahínco porque lo olvidaba en el bolsillo, la goma de la cintura de un pantalón de deporte o en el cuello de la camiseta (para la noche contamos con un brazalete bastante cómodo)
Fitbit, con un peso inapreciable y un tamaño más que reducido lo consigue a la primera de cambio. Más de una vez he tenido que buscarlo con ahínco porque lo olvidaba en el bolsillo, la goma de la cintura de un pantalón de deporte o en el cuello de la camiseta (para la noche contamos con un brazalete bastante cómodo)
Fitbit, ni se ve ni se nota
Tan sencillo como su diseño es su funcionamiento. Todo lo hace solo. Una vez cargado (con una pequeña base USB que podemos dejar perfectamente sobre el escritorio) tenemos según la marca unos tres días para olvidarnos de él. En mi prueba he conseguido que funcione más de cinco días sin problema. A poco que lo conectes a la base para sincronizar y se te olvide unos minutos, la batería no será un preocupación.
Desde que lo cogemos, el FitBit va registrando todos nuestros movimientos contando pasos y escalones que subimos (gracias a un altímetro), y en base a ellos calcula distancia recorrida, calorías consumidas y el “nivel de actividad” que hemos tenido en ese día. Esos datos quedan registrados de forma automática en la web de Fitbit (también hay aplicación móvil para llevar siempre con nosotros los datos), donde disponemos de la configuración del Fitbit y varios paneles con datos variados, desde peso a vasos de agua bebidos o comidas que ingerimos para poder calcular calorías que tomamos y compararlas con las que Fitbit cree que hemos consumido en el día.
Los datos de los pasos son precisos, y la distancia se corresponde con bastante exactitud con la realidad (lo hemos comparado con un GPS). No pasa así con las calorías quemadas, que comparándolas con valores más reales nos da unas cifras que son el triple de lo que realmente hemos consumido, aunque siempre hay que saber que en este apartado los cálculos nunca son exactos pues dependen de muchos valores que el aparato no puede controlar.
Sobre la idea de piso que tiene el altímetro del Fitbit, es bastante exacto: más o menos cada 15 escalones considera que hemos subido un piso. No vale con bajarlos para avanzar en este aspecto, solo subirlos.
El Fitbit solo tiene un botón, que cuando se pulsa un instante nos da acceso en la pantalla del equipo a datos como la hora, pasos acumulados ese día, distancia, calorías quemadas, pisos subidos y la imagen de una flor que es tanto más grande cuando mayor ha sido nuestra actividad hasta ese momento. También se incluyen saludos para darnos ánimos cuando lo hacemos bien.
Si ese mismo botón lo mantenemos pulsado un par de segundos, se activa un cronómetro y comienza una cuenta nueva de los valores, los cuales se suman a la cuenta global cuando volvemos a mantener pulsado ese botón y damos por acabada el “cronoejercicio”. Es una manera de activar el modo nocturno.
Desde que lo cogemos, el FitBit va registrando todos nuestros movimientos contando pasos y escalones que subimos (gracias a un altímetro), y en base a ellos calcula distancia recorrida, calorías consumidas y el “nivel de actividad” que hemos tenido en ese día. Esos datos quedan registrados de forma automática en la web de Fitbit (también hay aplicación móvil para llevar siempre con nosotros los datos), donde disponemos de la configuración del Fitbit y varios paneles con datos variados, desde peso a vasos de agua bebidos o comidas que ingerimos para poder calcular calorías que tomamos y compararlas con las que Fitbit cree que hemos consumido en el día.
Los datos de los pasos son precisos, y la distancia se corresponde con bastante exactitud con la realidad (lo hemos comparado con un GPS). No pasa así con las calorías quemadas, que comparándolas con valores más reales nos da unas cifras que son el triple de lo que realmente hemos consumido, aunque siempre hay que saber que en este apartado los cálculos nunca son exactos pues dependen de muchos valores que el aparato no puede controlar.
Sobre la idea de piso que tiene el altímetro del Fitbit, es bastante exacto: más o menos cada 15 escalones considera que hemos subido un piso. No vale con bajarlos para avanzar en este aspecto, solo subirlos.
El Fitbit solo tiene un botón, que cuando se pulsa un instante nos da acceso en la pantalla del equipo a datos como la hora, pasos acumulados ese día, distancia, calorías quemadas, pisos subidos y la imagen de una flor que es tanto más grande cuando mayor ha sido nuestra actividad hasta ese momento. También se incluyen saludos para darnos ánimos cuando lo hacemos bien.
Si ese mismo botón lo mantenemos pulsado un par de segundos, se activa un cronómetro y comienza una cuenta nueva de los valores, los cuales se suman a la cuenta global cuando volvemos a mantener pulsado ese botón y damos por acabada el “cronoejercicio”. Es una manera de activar el modo nocturno.
El diseño en forma de pinza facilita llevarlo incluso haciendo deporte
De lo que echamos de menos en este Fitbit sin duda hay que mencionar que no es un dispositivo que se pueda mojar. No nos iba a servir mucho en la piscina, pero siempre es recomendable que no haya problemas si por accidente lo mojamos (o simplemente sudamos en exceso)
También la sincronización podría mejorar en futuras versiones para no depender de una base que es pequeña pero que si estamos de viaje o queremos actualizar en medio de la jornada en la oficina, tendríamos que llevar con nosotros. Una sincronización directa con smartphones sería una solución más eficaz.
Sobre la web y la aplicación, es cosa de nosotros el introducir lo que comemos y bebemos, una tarea que requiere de constancia si queremos tener unas tablas y datos completos. Además, aunque la tarea se introducir el tema de los alimentos se ha facilitado bastante especialmente con la aplicación móvil, no se ha adaptado la lista de alimentos disponibles al mercado español. Pero es una faceta que tiene un gran valor en Fitbit.
También la sincronización podría mejorar en futuras versiones para no depender de una base que es pequeña pero que si estamos de viaje o queremos actualizar en medio de la jornada en la oficina, tendríamos que llevar con nosotros. Una sincronización directa con smartphones sería una solución más eficaz.
Sobre la web y la aplicación, es cosa de nosotros el introducir lo que comemos y bebemos, una tarea que requiere de constancia si queremos tener unas tablas y datos completos. Además, aunque la tarea se introducir el tema de los alimentos se ha facilitado bastante especialmente con la aplicación móvil, no se ha adaptado la lista de alimentos disponibles al mercado español. Pero es una faceta que tiene un gran valor en Fitbit.
La noche, aprendiendo a conocer cómo duermes
Un podómetro colocado en la muñeca no me entusiasmaba como “analizador” de mi sueño antes de la prueba real con el FitBit. Pero así era como debía colocar el cacharro para que se encargara de monitorizar mi actividad nocturna.
Avisados los demás miembros que me acompañan en la cama cada noche para que no se extrañaran de verme disfrazado de corredor con muñequera por la noche, me dispuse todas las noches a llevar mi muñequera con el FitBit dentro.
El Fitbit no tiene un modo nocturno como tal, sino que el dispositivo funciona de igual manera que durante el día, por lo que hay que indicarle a la mañana siguiente, cuando sincronicemos con el ordenador los datos, la hora a la que nos hemos ido a la cama (o al menos a dormir) y levantado, de manera que analice esos “pasos” dados durante ese periodo y analizar así nuestra vigilia. O activar el cronómetro al acostarnos y apagarlo al levantarnos.
Cada mañana, en el desayuno, tras introducir esos datos que os he comentado, observaba la gráfica de mi sueño. Como yo no podía analizar ese elemento con criterio (no en todas las ocasiones en que el aparato FitBit me decía que me había despertado), pedí a mi acompañante nocturno que corroborara esos momentos en que no recordaba haber perdido el sueño.
Y debo confesar que, para sorpresa mia, el FitBit acertó prácticamente en todas las ocasiones. La culpa creo que la tiene mi hijo de 14 meses, que estos días de la prueba se mostró voluntario para que en casa hubieran despertares nocturnos numerosos y conscientes a fin de que el FitBit no fallara.
Sobre los datos que proporciona el modo nocturno no esperes mucho. Tan solo se encarga de indicarnos a qué hora nos hemos despertado o si nuestro sueño ha cambiado. Luego, que cada cual saque sus conclusiones.
Avisados los demás miembros que me acompañan en la cama cada noche para que no se extrañaran de verme disfrazado de corredor con muñequera por la noche, me dispuse todas las noches a llevar mi muñequera con el FitBit dentro.
El Fitbit no tiene un modo nocturno como tal, sino que el dispositivo funciona de igual manera que durante el día, por lo que hay que indicarle a la mañana siguiente, cuando sincronicemos con el ordenador los datos, la hora a la que nos hemos ido a la cama (o al menos a dormir) y levantado, de manera que analice esos “pasos” dados durante ese periodo y analizar así nuestra vigilia. O activar el cronómetro al acostarnos y apagarlo al levantarnos.
Cada mañana, en el desayuno, tras introducir esos datos que os he comentado, observaba la gráfica de mi sueño. Como yo no podía analizar ese elemento con criterio (no en todas las ocasiones en que el aparato FitBit me decía que me había despertado), pedí a mi acompañante nocturno que corroborara esos momentos en que no recordaba haber perdido el sueño.
Y debo confesar que, para sorpresa mia, el FitBit acertó prácticamente en todas las ocasiones. La culpa creo que la tiene mi hijo de 14 meses, que estos días de la prueba se mostró voluntario para que en casa hubieran despertares nocturnos numerosos y conscientes a fin de que el FitBit no fallara.
Sobre los datos que proporciona el modo nocturno no esperes mucho. Tan solo se encarga de indicarnos a qué hora nos hemos despertado o si nuestro sueño ha cambiado. Luego, que cada cual saque sus conclusiones.
La opinión de Xataka
100 euros por un accesorio que se encarga de “animarte” a moverte más mediante el análisis de los pasos que das puede parecer una locura. El Fitbit Ultra que llega ahora a España es para muchos un capricho, pero funciona. Y el valor que tiene debe dárselo también el usuario con el aprovechamiento que logre sacarle al cacharro.
El Fitbit está bien construido, cumple con lo que promete (a excepción de la cuenta de calorías) y una vez que te has acostumbrado a que sea tu acompañante en el bolsillo del pantalón o el cinturón, es muy divertido y tremendamente adictivo batirse con uno mismo o con amigos/conocidos. A poco que mejore la parte social con clasificaciones o ligas, se convertirá en una adicción.
La tentación de subir más escaleras en vez de usar el ascensor, dar un paseo diario para aumentar nuestros puntos o incluso cuidarnos más por el simple hecho de estar alguien observando sinceramente creo que no tiene precio. A mi me ha enganchado.