Casi todos hemos barrido alguna vez, y la mayoría lo hacemos a menudo. Los que no lo hacen, sin embargo, ya han descubierto que las pelusas pueden crecer, aparentemente, hasta el infinito. ¿Pero de qué están hechas y porqué se forman?
Se llama fuerza a cualquier acción o influencia capaz de modificar el estado de movimiento de un cuerpo. En la naturaleza existen varios tipos de fuerzas, algunas las hemos observado todos como son la fuerza de la gravedad y la fuerza magnética. Otras fuerzas somos menos conscientes de que existen como las fuerzas eléctricas, aunque todos hemos experimentado las fuerzas llamadas “electrostáticas” al frotarnos un globo en el jersey para después observar como se nos levanta el pelo al acercar el globo. Y existen otras dos fuerzas, que aunque importantísimas, no somos conscientes de su existencia como son la fuerza nuclear débil y nuclear fuerte.
Sabemos desde muy pequeños que los polos iguales de un imán se repelen al igual que se repelen las cargas del mismos signo (positiva + y negativa -) de una pila, y que por el contrario los polos y cargas opuestos se atraen. Pues en definitiva esto es lo que forma una pelusa.
Los cuerpos pequeños, estrechos o muy finos suelen acumular electrones, o cargas negativas, en su exterior. Extos electrones quedan muy sueltos y se comparten de manera muy fácil. El ejemplo del globo es más que útil, al frotar el globo con un jersey lo único que hacemos es transferir por fricción ciertos electrones de la suoperficie fibrosa del jersey al globo, de forma que queda bastante cargado negativamente y es capaz de atraer a cuerpos cargados positivamente, y si estos son ligeros además los moverá puesto que vencerá a la ley de la gravedad, como ocurre al acercárnoslo al pelo.
Con las pelusas pasa lo mismo pero de forma no provocada. Día a día se nos cae pelo, aproximadamente unos 80 o 90 cabellos al día. El pelo es muy fino y por lo tanto sitúa parte de su carga eléctrica negativa en el exterior. El polvo en general está compuesto por partículas minerales y orgánicas finísimas que por supuesto también acumulan electrones a su alrededor. Factores externos como la luz del Sol, el rozamiento de los pasos o una pequeña corriente de aire pueden hacer que los electrones circulen de unos cuerpos a otros dejando algunos cargados negativamente (los que reciben electrones) y otros positivamente (los que los dan) esto hace que se atraigan los pelos y partículas de polvo y formen pelusas. Evidentemente la atracción es muy débil, mucho más que en el caso del globo y muchísimo más que en el caso de las moléculas (que no son más que átomos unidos por fuerzas eléctricas). Pero al fin y al cabo unidas.
Como conclusión final, no existirán pelusas en los lugares deshabitados puesto que el componente principal de la pelusa es, como su nombre indica, el pelo que aglutina las partículas de polvo a su alrededor dando como resultado ese aspecto enmarañado. En una casa no habitada sólo habrá polvo.
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