En una comedia de Lope de Vega aparece un filósofo horaciano que alaba la vida retirada, pero continúa residiendo en la corte. Alega, para justificar su contradicción, que en los lugares pequeños no se puede ser libre, dado que el vecindario observa maliciosamente todos los actos e intenciones, Por eso, él prefiere vivir en lugar donde pueda pasar inadvertido. Una conclusión que, a cuatro siglos de distancia, todavía suscribirían muchos españoles, al menos los que sienten que en lugares pequeños y vecindades cerradas subsisten hábitos inquisitoriales, y la gente propende a entrometerse en la vida del prójimo. Para que se vea cuánto arraigó la Inquisición.